Mi nombre es Arancha Jiménez y trabajo como fisioterapeuta en el SAS desde hace siete años. Mi idea de trabajar en lo público nació un poco tarde, cuando tenía 33 años, un hijo pequeño y otra en camino. Así que con esas circunstancias y con el fin de tardar el mínimo tiempo posible, dejé mi trabajo fijo en la privada y me puse a estudiar la oposición, sin olvidarme ni dejar a un lado el baremo. Mientras tanto, me iban llamando puntualmente del SAS para trabajar.

 

Al principio me resultó difícil entender el sistema, pero tenía las ideas claras y fui a por ello. Desde entonces, de lo único que me arrepiento es de no haber tomado antes esa decisión.

 

 

Y te preguntarás.

¿Por qué el paso de lanzarte a montar una academia?

 

 

Pues la verdad es que el gusanillo de la docencia lo sentí por primera vez mientras me preparaba la OPE. Tenía compañeros que me preguntaban dudas (María Dolores, Nieves, Francis, Rosa…) y disfrutaba enseñándoles mis esquemas, mis reglas mnemotécnicas, etc. Me sentía muy útil haciéndolo y, además, a mí me servía para reforzar los conceptos. Pues enseñar es la mejor forma de aprender.

 

El salto de montar la academia no vino hasta la pandemia. Cuando se complicó la situación económica en casa, tuve que salir de mi zona de confort y arriesgarme. Así que monté un grupo, pequeñito, y decidí darlo todo. Con la timidez y el miedo de estrellarme.

 

 

Apenas lo sabían los de mi alrededor, por miedo al fracaso. Por suerte no fue así. Al contrario, cada seminario estaba más segura de mi misma y mis alumnos más motivados. El feedback que recibía era muy bueno y ya, para colmo, cuando llegó el día del examen fue como la guinda del pastel: Aluvión de buenas notas, de agradecimientos… Ese día salté de alegría con cada llamada de mis alumnos como si la plaza fuera mía.

 

Y aquí estoy, con ganas de volver a sentir lo mismo de nuevo, con un equipo que me acompaña y que vive la experiencia opositora de la misma manera que yo, para dar todo lo mejor de nosotras.

 

Ahora solo queda saber si este también es tu sueño. si estás dispuesto a conseguirlo, y si quieres que te acompañemos en este camino para alcanzarlo. Si es así, aquí te esperamos.

Mi nombre es Arancha Jiménez y trabajo como fisioterapeuta en el SAS desde hace siete años. Mi idea de trabajar en lo público nació un poco tarde, cuando tenía 33 años, un hijo pequeño y otra en camino. Así que con esas circunstancias y con el fin de tardar el mínimo tiempo posible, dejé mi trabajo fijo en la privada y me puse a estudiar la oposición, sin olvidarme ni dejar a un lado el baremo. Mientras tanto, me iban llamando puntualmente del SAS para trabajar.

 

Al principio me resultó difícil entender el sistema, pero tenía las ideas claras y fui a por ello. Desde entonces, de lo único que me arrepiento es de no haber tomado antes esa decisión.

 

 

Y te preguntarás.

¿Por qué el paso de lanzarte a montar una academia?

 

 

Pues la verdad es que el gusanillo de la docencia lo sentí por primera vez mientras me preparaba la OPE. Tenía compañeros que me preguntaban dudas (María Dolores, Nieves, Francis, Rosa…) y disfrutaba enseñándoles mis esquemas, mis reglas mnemotécnicas, etc. Me sentía muy útil haciéndolo y, además, a mí me servía para reforzar los conceptos. Pues enseñar es la mejor forma de aprender.

 

El salto de montar la academia no vino hasta la pandemia. Cuando se complicó la situación económica en casa, tuve que salir de mi zona de confort y arriesgarme. Así que monté un grupo, pequeñito, y decidí darlo todo. Con la timidez y el miedo de estrellarme.

 

 

Apenas lo sabían los de mi alrededor, por miedo al fracaso. Por suerte no fue así. Al contrario, cada seminario estaba más segura de mi misma y mis alumnos más motivados. El feedback que recibía era muy bueno y ya, para colmo, cuando llegó el día del examen fue como la guinda del pastel: Aluvión de buenas notas, de agradecimientos… Ese día salté de alegría con cada llamada de mis alumnos como si la plaza fuera mía.

 

Y aquí estoy, con ganas de volver a sentir lo mismo de nuevo, con un equipo que me acompaña y que vive la experiencia opositora de la misma manera que yo, para dar todo lo mejor de nosotras.

 

Ahora solo queda saber si este también es tu sueño. si estás dispuesto a conseguirlo, y si quieres que te acompañemos en este camino para alcanzarlo. Si es así, aquí te esperamos.

Síguenos en nuestros perfiles
para recibir novedades